Aunque parezca difícil de creer, la teoría del color inicia con un personaje un poco alejado del mundo de la construcción: Fue Johan Wolfgang Goethe, político, poeta y artista alemán, quien en 1810 publicó su libro, en el que explicaba la incidencia de los colores en la psicología humana. Repudiado en su momento por científicos, hoy es el punto de partida de todo lo que busca el diseño, tocar al ser humano desde su psiquis, empleando correctamente los colores para lograr el efecto de bienestar en las tareas que realice el usuario en un ambiente.
De la misma manera actúa la iluminación y sus diferentes tonalidades. La luz cálida, que va desde los 2700 hasta los 3500 grados Kelvin, llamada coloquialmente como “amarilla” por sus matices amarillos dentro del espectro de luz, generan sensaciones de descanso, estabilidad emocional, e incitan el apetito; por lo que es la ideal para áreas sociales, restaurantes, bares y zonas de esparcimiento. Dentro de la industria alimenticia, la luz cálida favorece el tono rojizo de las carnes y embutidos, haciéndolos parecer más frescos y apetecibles. En el mundo del retail, es muy utilizada en tiendas de productos de alta gama, por ser sinónimo de sofisticación; por ejemplo, display de joyas, carteras y zapatos de diseñador, accesorios de moda.

La luz intermedia, comprende el rango desde los 4000 hasta 5000 grados Kelvin. Esta tonalidad, al ser neutra, favorece la percepción de los colores reales, siendo la que cuenta con mayor campo de aplicación. En el sector residencial, se recomienda emplearla en zonas de trabajo, es decir, cocina, lavandería, closets, estudio, bodegas. En lo comercial, es ideal para locales de ropa, papelerías, zapaterías, o tiendas departamentales, donde la decisión de compra no radica en el status que brinda la adquisición del producto, sino en la apariencia en el momento. Para oficinas resulta excelente, brinda la armonía visual necesaria, cuando se acompaña de un correcto diseño lumínico.
Para el sector hospitalario y científico no existe mejor opción que el color de luz que supera los 5500 grados Kelvin, es decir, la luz blanca, o blanca azulada, por los matices que proyecta. Esta iluminación permite resaltar en detalle elementos pequeños, que, en el caso de un laboratorio o quirófano, son necesarios de visualizar con facilidad.
El cerebro humano es el motor que comanda la máquina del cuerpo, por lo cual, generar los estímulos visuales necesarios mediante la iluminación, resulta en un correcto desempeño del individuo dentro de su espacio. Esto es: Sentirse relajado en la sala de su casa; enfocado y estable dentro de su ambiente laboral; concentrado y capaz de operar correctamente dentro de un hospital o motivado para realizar una compra dentro de un establecimiento comercial.